DESCUBRIENDO LA CIUDAD
ENTERRADA
Lo sorprendente de este
hallazgo es la conservación casi intacta de los objetos y de la
arquitectura de la ciudad. Este hecho se debe a la depositación de
cenizas emanadas por el Vesubio, actuando como un sello hermético
sobre los diversos restos. De esta manera se pudieron conservar las
calles, objetos (desde molinos de grano hasta vajillas y joyas),
templos, teatros, termas, patios, e incluso los cuerpos de animales y
personas; como si la ciudad hubiese quedado suspendida en el tiempo, por
un lapso de unos 1500 años, hasta que en 1748 comenzaron las primeras
excavaciones. Por lo tanto lo que el Vesubio sepultó en unas pocas
horas el hombre tardó varios cientos de años en volverlo a la luz.
Luego de la desaparición
bajo las cenizas, se levantaron sobre sus ruinas, a pesar de que el
Vesubio lanzaba periódicas erupciones, otras ciudades. Sobre Pompeya
una pequeña población bautizada como Civita. Encima de Herculano se
creó la aldea de la Resina.
El crecimiento desmesurado de
Nápoles, capital de un reino, obligó a construir un acueducto que
llevara las aguas del río Sarno a la torre napolitana de la Anunzziata.
El recorrido incluía el paso por un extremo de Civita, pasando por el
valle del Sarno y fue realizado por el arquitecto Doménico Fontana. La
excavación para su construcción descubrió algunas monedas y una
inscripción que recordaba a la Venus pompeiana, según quedó
consignado en la Historia de Nápoles, publicada en 1607 por Capaccio.
Aunque hubo intenciones de
explorar la región, otra violenta erupción del Vesubio -acaecida el 16
de diciembre de 1631- la cual produjo más de 4000 víctimas. disuadió
a los exploradores. Años más tarde, en 1689, cuando se excavaba
un pozo en la falda del Vesubio, se encontraron varios fragmentos de
piedra. En uno de ellos se leía con claridad la palabra "Pompeya".
El descubrimiento dividió a los científicos de la época. Pero
Giussepe Macrini no se conformó con las discusiones: en 1693 emprendió,
por su cuenta, unas excavaciones. Sus hallazgos quedaron consignados en
su libro De Vesubio: "Bajo esta colina, en la
parte en que declina, existen casas intactas, una gran cantidad de
ruinas de paredes y pórticos, todas de ladrillo antiguo, que yo mismo
he visto semienterradas..." Este hallazgo fue ignorado y con
el tiempo, la vegetación borró los estos indicios encontrados por
Macrini.
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Los trabajos oficiales comenzaron el 1 de
abril de 1748. Pero fue Johann Joachim Winckelmann,
arqueólogo alemán, quien reveló la importancia de este descubrimiento.
Desde los primeros hallazgos se han ido revelando gran cantidad de restos,
muchos de ellos aun están bajo las cenizas. Se calcula que una cuarta
parte de la ciudad queda sin excavar, y la mayor parte de la zona continúa
sepultada por tierra amontonada durante las excavaciones más antiguas.
En 1912, en una calle que unía la strada dell' Abbondanza con el
anfiteatro se encontraron varias casas, cada una con un balcón en el
primer piso, de 6 m de largo por 1,5 m de ancho.
Los ataques aéreos durante la
II Guerra Mundial dañaron gravemente algunas de las ruinas que han
sido restauradas |